domingo, 28 de noviembre de 2010

La suerte del principiante

Queridos lectores,
En primer lugar, dejadme disculparme por no haber atendido este blog como es debido. Pero como bien sabéis, soy una estudiante universitaria y como todo buen hijo de vecino, a mí también me putean entre prácticas, clases y horas en la biblioteca.

Dicho esto, quería comentaros la hipótesis sobre la suete de todo novato ante un nuevo reto. Veréis, siempre había oído hablar de que todos aquellos que juegan a algo por primera vez, y ganan, habían tenido "la suerte del principiante". Dado que soy una chica de ciencias, me gusta demostrar mis teorías y confirmar mis hipótesis, así que decidí comprobar si tal dicho popular era cierto. Como sabéis, hacen falta varios experimentos para extrapolar resultados hacia un enunciado general, pero por algo hay que comenzar, ¿no? Así que ayer mismo, por la tarde, fui con un grupo de amigos a... Jugar a los Bolos!!!

Válgame la redundancia, pero no había jugado nunca y lo cierto es que tenía muchas ganas. De modo que a las 9 íbamos en autobús (a punto estuve de darme un par de soberanas hostias cada vez que el trasto frenaba) hacia un centro comercial cuyo nombre incita a la diversión y buen rollo, "Los Cipreses". Después de hablar con el encargado de las pistas, un hombre confiado y sin miedo a los "Simpa" que nos informó que se pagaba al finalizar el juego, alquilamos una pista durante un par de horas. El amigo nos dio unos zapatos de payaso, negros y rojos, que resbalaban por el suelo de madera creyéndose esquis en Sierra Nevada.

Comenzamos a jugar, chicos contra chicas, y pasó de todo. Uno no tiraba ni un bolo a la primera tirada, pero era capaz de hacer strikes a la segunda. Otra lanzaba a romper el suelo. Otro acumulaba 0 consecutivos en su marcador y rezaba para que no continuara la racha. Una miraba mal a los bolos para que se cayeran del miedo. Otro tenía un enemigo entre los bolos que nunca caía. Y luego, estaba yo. No creáis que solo hicieron picias o strikes el resto, pero una servidora ¡ganó! Aunque cierto es que contó con la ayuda de aquel bolo que no se caía.

Nadie se creía el resultado, ni que no hubiera jugado nunca, pero los "te odio" del sector masculino, comenzaron a rivalizar con el "zas, en toda la boca" del femenino. A pesar de nuestros esfuerzos, mi victoria individual no se extrapoló al equipo entero. Sin embargo nos lo pasamos chachi piruleta, porque entre jugada y jugada, intentábamos desconcentrar a los rivales (y funcionó en un par de ocasiones) tirándoles bolas de papel, desabrochándoles los zapatos, escondiendo su auténtico calzado, mordiendo o poniendo la zancadilla. Sí, estábamos dispuestos a todo por ganar.

En definitiva, de esta simpática y cómica experiencia saqué la primera prueba de que la suerte del principiante podría ser cierta (y no saqué el regalo que me había tocado por hacer un strike porque se me olvidó pedirlo). Un pequeño paso para los profesionales, un gran paso para los novatos ;)

lunes, 8 de noviembre de 2010

Hay gente para todo

Estimados lectores, hoy vengo con las energías renovadas por mis nuevas y satisfactorias investigaciones antropológicas. Han sido arduas. He tenido que aguantar el tipo ante las situaciones más bochornosas y ante las más peligrosas, pero he vuelto victoriosa. Así pues, debo pediros que hoy me dejéis dedicar la entrada a todos aquellos que han sido objeto de mis estudios.

Por los que son tan idiotas que te ponen de los nervios y que se ganan, a pulso, tus más perfectas miradas de odio.

Para aquellos cobardes que no se atreven a luchar por lo que quieren y al final solo les queda esa cara de "Zas, en toda la boca", cuando han perdido su oportunidad. Recordad: "Quien quiera peces, que se moje el culo".

Para aquellos que te subestiman y creen que no te das cuenta de lo que pasa, cuando en realidad conoces hasta el más mínimo detalle del asunto y de lo que piensan los maquinadores. Veréis, chuparse el dedo va con niños pequeños, nada más.

Para todos los que, con sus acciones, provocan mis ataques de risa ante ridiculeces.

Para aquellos que nunca admitirán delante de mí, haber llegado hasta aquí. Si se pararan a pensar en lo predecibles que son sus acciones, se harían un favor.

Queridos lectores, ¿os dais cuenta de la cantidad de gente maravillosa que acampa por el mundo? Os invito a hacer hueco para acogerles en nuestras vidas, y los que no quepan.... ¡A la pira!

viernes, 5 de noviembre de 2010

Tengo miedo!!!

Sí queridos amigos, tengo miedo. Un miedo espantoso a que la ingente (y en aumento) multitud de pelusas que hay en mi piso de estudiante compartido, se apodere de mi vida. Las muy condenadas tienen una facilidad para reproducirse pasmosa, más incluso que E.coli, que todos sabemos es la bacteria diosa por estar en todas partes y ser modelo de toda teoría respetable.

Claro está, esta capacidad de proliferación se ve favorecida por las poco estresantes condiciones de vida que llevan en ciertos lugares de este piso, como no barrer o no fregar las zonas compartidas cuando es la ocasión. Las ventanas abiertas también las estresan, pero eso aquí es raro de ver, excepto quizás en mi habitación. De hecho, los datos más recientes demuestran que han llegado a construirse pequeños niditos de amor en la ropa tirada por el suelo, pero estas hipótesis aún están pendientes de confirmar.

Los datos más recientes que han pasado a engrosar mis estudios pelusológicos, datan de hoy mismo. Esta mañana he confirmado cómo también tienen tendencia a migrar hacia fregaderos llenos de platos sucios. Estoy segura de que ahora mismo estáis tan fascinados como yo, incluso puede que un poco asustados. Es natual, porque hasta los valientes karatekas son atacados de vez en cuando por pelusas, ved sino este vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=bXQfl9B7_bM

Queridos lectores, este fin de semana voy a sumergirme en las profundidades más oscuras y atestadas de este lugar en el que me hallo, para detener el avance de la plaga. No penséis que estoy sola, no, tengo en mi bando a: Escoba, Fregona, Balleta, Don Limpio y Lejía. Además cuento con la inestimable ayuda de Freddy, alias "El bandejas", nuestro fiel e inflexible mayordomo (de cartón). Otro día os contaré su historia, siempre y cuando salga viva de esta misión. Sino.... Pues catacrocker!!!

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Lo que hay que hacer por dinero

Buenas y soleadas tardes queridos seguidores. Sé que os he dejado sin noticias desde hace más tiempo del que a mí me parece cortés. No obstante, no voy a excusarme, sino que voy a recompensaros con una nueva entrada. Es más satisfactorio y efectivo, ¿no creéis?

Bien, después de mis andanzas halloweenescas entre el jueves por la noche y las visitas al cementerio el lunes por la mañana, volví a mi vida de retiro y estudio. "Abro paréntesis" no os podéis imaginar lo que encajan mis atavíos en un camposanto, justo lo contrario que mi personalidad, vivan las paradojas "cierro paréntesis".

Veréis, el tercer curso de toda licenciatura lleva implícita la idea de "viaje de ecuador", lo que a su vez implica "recaudación de fondos", procedente del inconveniente de "soy un estudiante", sinónimo para nuestros padres de "sanguijuela monetaria". En esta importante empresa me involucré hace unas semanas, pero hasta el martes pasado no había contribuido. De modo que el lunes después de comer, una amiga y yo nos metimos a recorrer los inescrutables caminos del arte de la cocina, en busca de algo que vender el martes por la mañana en un lugar tan hostil como puede ser el vestíbulo de la facultad.

La cuestión es que, tras cuatro horas de trabajo, entre chocolate fundido y nata montada, nuestros dedos chuperreteados añadieron un ingrediente pseudosecreto a una bandeja de galletitas de la suerte, otra de buñuelos y varias mini tartas de galleta, chocolate y natillas. Todo con un sabor exquisito y una presencia un tanto "vintage", porque los buñuelos querían ser discos de hockey, las tartitas hacían tributo a la torre de Babel (sí, son fans de Bisbal, qué le vamos a hacer) y las galletas querían cotillear sobre sus mensajes, en vez de guardarlos en su interior (el daño que puede hacer Sálvame...). Sin embargo, a parte de tener agujetas de reirnos, todo estaba listo para la mañana siguiente.

Imagínate a un par de chicas guapas, con sus mochilas y un par de bandejas cubiertas con papel albal. Pues esas somos mi amiga y yo caminando a la facultad bajo las inquisitivas miradas de los viandantes. Aunque lo mejor fue cuando llegamos y no había ningún compañero esperándonos. Recuerdo la situación como algo muy absurdo, de modo que empecé con mi risa floja, mientras mi amiga no sabía a quién encomendarse. Afortunadamente la espera no duró y apareció el encargado de traer el avituallamiento. Ojalá hubiéseis visto qué bonito quedó todo preparado sobre un mantel tipo picnic de cuadros rojos y blancos. Como alguien dijo una vez: "Era superideal".

A las 8:50 comenzaron a surgir los primeros clientes potenciales. Y sí, digo potenciales porque a esa hora de la mañana, pocos son los atrevidos a convertirse en clientes en acto. De hecho, tus amigos pueden ser lo más ruin jamás visto y no pararse más que a decir "holadiós", sin comprar nada. Pero tus amigas no te decepcionan, se vacían los bolsillos para solidarizarse con tu causa. Y la Donna nunca olvida (para más información, véase "El Padrino").

Es bastante curioso el hecho de sentirte observada por gente que no conoces, pero que si miras fíjamente se asusta y se pone a leer carteles a los que, en otras circunstancias, no hubiera prestado atención. Otros se ponen a estudiar la zoología de la zona, observando cómo las arañas tejen en las jambas de las puertas. Puedes encontrarte con conserjes modernos a los que no les gusta que les trates de usted, entonces tienes que aprovechar y vender todo lo habido y por haber: ¡¡Reciben un sueldo!! Aunque dejar mensajes que floten en el aire, como "mmm, qué rico está todo", no tiene desperdicio, sobre todo para hacer que la gente vaya más rápido a clase. Sin embargo, para qué negarlo, somos animales y el olor a gofres calentitos nos atrae más que la miel a las abejas.

La cierto es que vender es bastante satisfactorio, porque ves cómo a la gente le gusta lo que preparas, ves cómo se llena la saca de caras en miniatura de Juancar... Pero especialmente, cuando todo supera las espectativas de los más críticos: ese "ZAS, en toda la boca" es la mejor de las recompensas ;)